jueves, 23 de junio de 2016

50 ANIVERSARIO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL "CERVANTES"



 50 AÑOS DE HISTORIA DE LA BIBLIOTECA        "CERVANTES"



En 1966 abrió sus puertas por 1ª vez la Biblioteca “Cervantes” de Munera, una biblioteca fundada con fondos públicos,  y financiada también desde su creación con inversión pública. Es en su carácter público donde reside la grandeza de este tipo de bibliotecas, el cual, les lleva a cumplir con una función social tan importante como es posibilitar el acceso a la cultura, a la literatura y al saber en todas sus vertientes, sin ningún tipo de distinción de raza, sexo o condición social y además, de forma gratuita.

Las bibliotecas por suerte existen, si no habría que inventarlas. “Medio pan y un libro” decía García Lorca en el discurso de inauguración de la biblioteca de su pueblo  al referirse a las bibliotecas y a los libros como necesarios alimentos para el alma. Nuestra biblioteca cumple 50 años alimentado el alma de tantos y tantos lectores.

La biblioteca actual poco o nada se parece a aquella biblioteca inaugurada en 1966, hace ya medio siglo. No sólo han cambiado las instalaciones, también los fondos;  Aquellos 1.505 volúmenes iniciales se han convertido con el paso del tiempo en más de 11.000 libros. Pero además, los materiales audiovisuales han ocupado su lugar en nuestras estanterías (contamos con más de 3.000 documentos de este tipo entre archivos de ordenador, música y películas). Tampoco podemos olvidarnos de las nuevas tecnologías que han irrumpido con fuerza en nuestra biblioteca gracias a internet (contamos con más de 15 puestos con PC), y al servicio Wifi de acceso a internet.

Además, de todo ello, la biblioteca ha evolucionado desde aquella biblioteca gris y silenciosa de nuestra niñez para convertirse en un auténtico centro de dinamización cultural en donde las actividades de animación a la lectura se suceden durante todo el año (destacar actividades como La Semana del libro organizada anualmente en torno a la celebración del Día Internacional del Libro, La hora del cuento, que se viene desarrollando de manera habitual todas las semanas durante los meses de noviembre a junio y en el que participan actualmente alrededor de 60 niños, los clubes de lectura infantiles que han empezado a funcionar este pasado otoño y al que acuden semanalmente más de 20 niños , y el Club de lectura de adultos “Carpe Diem” que cumple diez años y que también ha supuesto un antes y un después en el quehacer ordinario de nuestra biblioteca).

Prueba de todo este trabajo en pos de la lectura son los 4 premios recibidos ya por nuestra biblioteca 2002, 2004, 2009 y 2013 en el Concurso nacional María Moliner que viene premiando desde 2.002  a las mejores bibliotecas de toda España por sus proyectos dentro del campo de la animación a la lectura.


El año 2016 está siendo un año muy especial para la Biblioteca Pública Municipal “Cervantes”. 50 años de existencia de una biblioteca han de celebrarse por todo lo alto, y por eso son muchas las actividades que hemos organizado. Ya podemos ver en internet el resultado del flashmob MUNERA ES POESÍA grabado el pasado 18 de marzo y en el que participaron munereños de todas las edades, el próximo 21 de mayo tenemos una importantísima cita cultural acogiendo el XIV Encuentro Provincial de Clubes de lectura de Albacete, y en el que contaremos con la escritora Julia Navarro, estamos preparando la edición del Ebook “50 años, 50 libros” recopilatorio de 50 recomendaciones de libros hechas por lectores y amigos de la biblioteca. Todo esto y mucho más es lo que nos tiene reservado  este aniversario.

Y puestos a celebrar, no olvidemos que en 2016 se cumplen 400 años de la muerte de Cervantes, lo que supone una gran ocasión de unir esta conmemoración de gran repercusión a nivel nacional, a los festejos de nuestra Biblioteca también llamada Cervantes.
A lo largo de estos 50 años son muchos los lectores que han crecido con nosotros y han sido muchas las actividades organizadas por la biblioteca: Talleres, cuentos, recitales, conferencias, encuentros con autor, teatros, narradores orales, visitas guiadas… momentos especiales todos ellos que hemos podido disfrutar entre estas paredes cuajadas de libros.

También son muchos los amigos que hemos encontrado en el camino, una larga lista de munereños que no han dudado en colaborar con nosotros cuantas veces los hemos necesitado (la Asociación teatral Despertares y entre ellos Mª Cruz, Angelita, José Luis Blázquez, Sonia), la Asociación TURIMAN (Mª Ángeles, Mª Fuentes, Mª Carmen y Marisa), y tantas otras personas anónimas de nuestro pueblo que han colaborado con la biblioteca en todo este tiempo, y son también muchos los profesionales, tanto escritores como oradores o narradores orales que nos han visitado, a muchos de los cuales nos unen estrechos lazos de amistad: Miguel Ángel Arenas, Félix Albo, Pablo Albo, Pep Bruno, Pascual Abellán, Eloy M. Cebrián, Aldo Méndez, Rosa Villada, Miguel Ángel Rubio Sánchez…  y tantos otros.

Tampoco podemos olvidar a los usuarios que ya no están con nosotros, especialmente a la que siempre recordaremos con cariño por ser, no cabe duda, la munereña que más libros ha leído de nuestra biblioteca en estos 50 años: una gran amante de la lectura y de los libros como fue Marisa Galletero Ochoa .

Seguramente muchos de vosotros recordaréis  con emoción  el día en que os hicisteis  socios de la biblioteca, de una biblioteca por entonces sobria y silenciosa regentada por nuestra querida Doña Amparo. Ella fue la primera, la impulsora, la gran responsable de este milagro de la cultura que cumple ya medio siglo.

Después de ella, han sido varios los bibliotecarios que han ejercido esta bonita profesión en nuestra biblioteca, y varios los edificios que la han albergado. Doña Amparo, Herminia, Loli, Pedro y finalmente yo misma. Todos hemos trabajado con ahínco e ilusión para que esta biblioteca haya ido creciendo y evolucionando a lo largo de los años, para ofrecer a nuestros usuarios un espacio cultural dinámico e innovador, para conseguir en definitiva una “biblioteca viva”.

A todos ellos mil gracias por haber contribuido con su labor a que la biblioteca Cervantes continúe siendo una realidad 50 años después, y como no, agradecer al Ayuntamiento de Munera que ha apostado por la perpetuación de esta institución  apoyándola  presupuestariamente durante todo este tiempo.

Qué palabras tan acertadas las de Borges cuando decía “Siempre pensé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”. Ojalá algún día todos los munereños sean plenamente conscientes de la suerte que tienen, que tenemos, de poder disfrutar de una biblioteca pública que nos ofrece tantas cosas y tan maravillosas, un verdadero  paraíso a la vuelta de la esquina.

            Y para finalizar, un último deseo: que sigamos celebrando muchos más aniversarios de nuestra querida Biblioteca Cervantes, leyendo y creciendo juntos.


                                                                                                                           Mª Nieves Ruiz López




Inauguración de la Biblioteca Cervantes. Abril de 1966

               







23 de abril de 2.016

ACTO HOMENAJE  

50 ANIVERSARIO DE LA 

BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL
"CERVANTES"





El pasado 23 de abril, coincidiendo con el Día del Libro, nos reunimos para celebrar el 50 aniversario de la Biblioteca Cervantes en un acto homenaje en el que repasamos la historia de nuestra querida biblioteca a través de sus bibliotecarios. Fue un acto sencillo, pero a la vez bonito y emotivo el que compartimos con los muchos amigos de la biblioteca que acudieron a este homenaje.  Comenzamos el acto con un esbozo de la evolución que ha sufrido la biblioteca desde sus inicios hasta la actualidad, remarcando la importantísima labor cultural y social  que ha venido realizando  a lo largo de estos 50 años.


Fueron , como digo, los bibliotecarios que han ejercido esta preciosa profesión en nuestra biblioteca los encargados de contar su historia desde su inauguración, hasta nuestros días. Doña Amparo Gavidia Murcia fue la primera, la impulsora de este gran proyecto cultural y la encargada de ponerlo en marcha. A ella le siguieron Herminia Blázquez Vecina, Loli Moreno Arenas, Pedro A. Piqueras Casabuena, y la que suscribe.


A través de sus palabras regresamos a la infancia, a una biblioteca silenciosa y gris, a las primeras lecturas,  aquellas que nunca olvidaremos, a los distintos lugares que han albergado a nuestra biblioteca... Una tras otra  las bibliotecarias fueron contando sus experiencias, sus anécdotas, sus diferentes vivencias al frente de la biblioteca, lo que derivó en una entrañable y mágica tarde cargada de recuerdos.


Lamentablemente Pedro no pudo asistir, por coincidir este evento con un enlace en Barcelona, pero no dudó en hacernos llegar una carta que  fue leída por Mariví Solana.

A cada uno de los bibliotecarios se les obsequió con una placa conmemorativa del 50 aniversario. También se homenajeó a Maribel Sánchez, la lectora más longeva de nuestra biblioteca, que a sus 83 años sigue devorando libros, todo un ejemplo de que la lectura no tiene edad. Aprovechamos este acto para realizar la presentación oficial del cómic Las Bodas de Camacho de Munera.


Y como no podía ser de otra manera, finalizamos el homenaje cantando cumpleaños feliz y soplando las velas de una preciosa tarta .


Desde aquí, gracias a todos los participantes por haber contribuido con su valiosa aportación a que este acto homenaje haya sido tan especial. Gracias a todos los que lo hicieron posible, al Ayuntamiento de Munera, por apostar una vez más, por la cultura, y como no, gracias también a Sonia Varea por su ayuda impagable.

Y para concluir, gracias a todos los asistentes, nuestros queridos lectores, sin los cuales nuestra biblioteca no seguiría siendo una realidad 50 años después.

                                                                                                                  Mª Nieves Ruiz López





















A continuación, 
 la transcripción íntegra de cada una de las intervenciones de los bibliotecarios 
de nuestra querida Biblioteca Cervantes.






Amparo Gavidia Murcia

Bibliotecaria desde su inauguración hasta 1989





            Buenas tardes

Era allá por los años 60 cuando mi tío José, que vivía en Madrid, leyó en un periódico que el S.E.M. (Servicio Español del Magisterio), un periódico para maestros, había convocado unos cursos para maestros y maestras para bibliotecarios.

Nos lo dijo y como era en vacaciones de verano nos interesó a Enrique y a mí para cuando  se creara aquí una biblioteca.

Duró casi un mes. Allí aprendimos a catalogar libros, ponerles la signatura correspondiente, el tejuelo… en fin, todo lo necesario para atender este cargo. Lo pasamos bien, hicimos muchas visitas, museos, bibliotecas…

Cuando se creó la Biblioteca en Munera fui yo la elegida porque tenía el título para ese puesto. Tuvo una gran aceptación por parte de niños y jóvenes. Luego ya se fueron incorporando adultos.
El Ayuntamiento cedió el local, en la parte baja que estaba el Hogar del Frente de Juventudes, y antes había una escuela de párvulos (frente a la carnicería de Evelio).

El mobiliario lo donó la Diputación a través del Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas y los 1505 libros iniciales el Servicio Nacional de Lectura. El Ayuntamiento asignó 5000 pesetas.

Estaba muy completa, tanto en teatro, poesía, novela, diccionarios enciclopédicos y de toda clase de materias. Los libros de Tintín, Astérix, Los cinco y  Los siete secretos estaban siempre prestados. Las novelas de Agatha Christie tuvieron mucho éxito y las novelas premiadas cada año. Los estudiantes también consultaban los Diccionarios Enciclopédicos.

El Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas mandaba de vez en cuando un lote de libros de todas las materias, que yo tenía que registrar, sellar, poner el tejuelo correspondiente y colocar su ficha. Cuando eran novelas, teatro o poesía no tenía problema, pero cuando los libros eran de materias, ya tenía que estudiarlo más. Ahora con tantos adelantos creo que será distinto.

Con el tiempo, los libros infantiles y juveniles se fueron deteriorando y como les gustaban tanto, yo los iba arreglando a fuerza de celo.

Al cabo de unos años observé que las mesas que habían quedado limpias, al día siguiente encontraba como una tierrecilla que me llamaba la atención. Se lo dije a Enrique, mi marido, y lo que hizo fue tomar una muestra en un frasquito y mandarla a analizar a Madrid; el resultado fue que en aquellas vigas había termitas.

Teníamos que trasladar la biblioteca, pero ¿dónde? Resulta que teníamos lo que ahora es cochera y que antes fue tienda, por lo que aún estaban las estanterías. Fue una gran solución, claro, pero había que hacerlo de una manera ordenada. Enrique hizo un pequeño plano para que supiéramos colocar los libros como estaban en la biblioteca. Desde entonces ya empezó el trasiego de libros.

Cuando terminaron las obras fueron trasladados, no donde estaban antes (no sé por qué), sino al Salón de Plenos del Ayuntamiento viejo. El mobiliario no se pudo poner, con la mesa de plenos teníamos bastante, y el colocar las estanterías quedó un espacio muy reducido, pero allí aguantamos hasta que nos llevaron donde estaba teléfonos al quitar la Centralita (frente a  Olegaria).

Allí estábamos bien, aunque el espacio algo pequeño. Era un local que lindaba con un patio y la parte de arriba la casa del médico. Ese patio daba a la otra calle con una puerta que con un golpe se abría. Seguramente a alguien le hacía falta un buen diccionario, y por esa parte del patio se llevó el Salvat 5, un diccionario enciclopédico muy bien encuadernado y con ilustraciones a color. Por más que se publicó en Ecos y se hicieron indagaciones, no apareció.

El siguiente cambio fue cuando hicieron las obras de la Casa de Cultura, trasladándose de nuevo la biblioteca, en esta ocasión a la planta baja donde ahora se ponen las exposiciones de la Feria. Aquel sitio sí que era extraordinario, un local perfecto.

Allí estuve hasta que salió la plaza a Concurso. Creo que estuvo después Loli Moreno hasta que vino Pedro Piqueras en propiedad.

Yo disfruté mucho de los años que estuve, aunque nunca llegué a tener vacaciones de verano, pero me encantaba el contacto con los libros y los niños y demás asistentes.

Ya quedaba el último traslado. Cuando hicieron el Auditorio, la trajeron aquí donde ya descansa al cargo de Mª Nieves, con gran éxito por todas las actividades que realiza.

Gracias por haberme invitado a este acto, en esta fiesta del libro  en que también recordamos a Cervantes en el 400 aniversario de su muerte.

Felicitar a Mª Nieves, a Sonia, y a quien haya participado para la celebración de estos 50 años de la Biblioteca Cervantes.

Gracias


                                      Amparo Gavidia Murcia







Herminia Blázquez Vecina

 Bibliotecaria desde abril del  1989   hasta septiembre de 1991




          Querida biblioteca de Munera:

          Hoy día del libro quiero felicitarte por tu  50 cumpleaños, enhorabuena.Y darte las gracias por darnos la oportunidad de poder volar y soñar a través de tus libros.

          Tenemos casi la misma edad y te he conocido desde siempre.Tú has cambiado varias veces de lugar ¡y cómo te han modernizado!

          Mi primer recuerdo tuyo  fue cuando  estabas en la calle Don Juan. Recuerdo siempre a Doña Amparo, sentada en su mesa al entrar a la izquierda, al lado de una ventana, cómo rellenaba la ficha de préstamo, pues entonces no había ordenadores… (mi número de lector era el  182) y cómo disfrutaba viendo con qué esmero trataba los libros y cómo los reparaba cuando estaban estropeados.

        En aquella  biblioteca, y cuando Doña Amparo no estaba, también recuerdo a Sagrario Panadero.
Allí comenzó mi afición por la lectura y aunque en casa, mi hermana y yo teníamos unos pocos cuentos infantiles que aún conservo,  allí descubrí a Tintín y sus aventuras que te invitaban a viajar por todo el mundo… Los cómics de  Astérix y Obélix, la saga de  los 5, los 7, Celia, los Hollister (éstos estaban colocados al fondo a la izquierda) y mis primeras novelas de Agatha Christie.

          De aquel edificio recuerdo también unas enormes pinturas de cuerpos musculosos, que ya de mayor supe que había pintado Don Juan Belda, y que fue una pena que desaparecieran cuando el edificio se reformó.  Luego cambiaste de lugar y te llevaron al local en el cual, en otros tiempos, había estado la oficina de  telégrafos. Y arriba, en el antiguo Ayuntamiento, donde te mudaron mientras se terminaban las obras de la actual casa de Cultura.

           Después te instalaron en el bajo de la actual ludoteca, en la Casa de Cultura y fue allí donde se inició la relación más estrecha que he tenido contigo. Era el 1 de abril de 1989 cuando empecé a trabajar para ti y duró hasta el 30 de  septiembre de 1991.

         Fue mi primer trabajo para este ayuntamiento. Antes, ya había trabajado para Enrique García Solana, con el que leía libros, la prensa…y hasta me enseñó la técnica de encuadernar.

          Desde aquí agradezco a Doña Amparo y Alfonso Játiva la oportunidad que me brindaron.

         Esa etapa de mi vida fue la más dura y difícil que he vivido, de ahí que  mi memoria se inunde de  tristeza. Yo  había terminado mis estudios de magisterio en Albacete pero la enfermedad de mi madre  y su muerte después, rompieron todos mis esquemas e hicieron que permaneciera en el pueblo sin ánimo para estudiar la oposición.

        Por entonces  las relaciones con la coordinadora de Albacete estaban en “stand by", no había convenio y por tanto apenas mandaban libros nuevos. Se hablaba de unos cursos para bibliotecarios que no llegaban y a los que yo, muy a mi pesar ya nunca pude acceder.

     Mi labor se limitaba al préstamo de libros, reparar  los estropeados y en definitiva, al mantenimiento.

          Cuando te dejé  tuve la sensación de que  una  vocación frustrada me acompañaría toda la vida pues aún hoy  sigo sintiendo esa extraña añoranza de algo que pude ser y no fue.

          Me sentía tan bien rodeada de tus libros, sus texturas, su olor, ordenándolos en las estanterías ... Esa impresión es la que experimento cuando hago algo que me gusta tanto, visitar una librería. Y el silencio, aunque éste era difícil de mantener y a veces enfadada (porque siempre había algún niño que molestaba y no dejaba estudiar a los demás)  tenía que llamar a los policías para que pusiesen orden en aquella sala.

          Amiga biblioteca, aún hoy, y a pesar del tiempo que ha pasado,  siempre hay alguien que me recuerda aquel corto periodo de tiempo en que yo estaba a tu lado y me llena de orgullo.  Algunos de ellos son hoy grandes  lectores y  me cuentan cómo les ayudaba en sus consultas y  con sus deberes.

          Entre éstos está Mª Nieves a la que  envidio por la hermosa labor que hace para ti y a la que agradezco la invitación  para formar parte de este homenaje por tu 50 aniversario.

        Y finalmente, muchas gracias a ti también biblioteca, por haberme dado la oportunidad de formar, aunque corta, parte de tu historia.


                                                                                                                     Herminia Blázquez Vecina








Recuerdos de mi primera biblioteca

   Loli Moreno Arenas 

Bibliotecaria desde noviembre de 1991 hasta julio de 1993.







 Cuando éramos pequeños, en los años 70, todos los críos al salir de la escuela íbamos corriendo para la biblioteca. Allí estaba Doña Amparo, que, teniendo en cuenta no sé si el derecho de admisión, o el aforo limitado no siempre nos dejaba pasar, simplemente, no cabíamos más. Entonces no hacían falta campañas de animación a la lectura, ni de difusión de las bibliotecas públicas, por descontado íbamos casi todos los días. 

         Recuerdo también que para poder “Apuntarse” teníamos que esperar un tiempo, decía Doña Amparo. Pero algunos (o más bien algunas) encontrábamos un medio más directo que la espera, una especie de “soborno”, le llevábamos flores, y entonces, ella ya no podía o no sabía negarse, nos apuntaba.

 El primer libro que yo saqué de la biblioteca, sintiéndome privilegiada y muy orgullosa fue Mary Poppins. Me encantaba…, no me cansaba de leerlo y sobre todo de mirarlo. Hasta me parecía ver a la niñera con su maleta y su paraguas volando por encima de la torre de la iglesia. Después de Mary Poppins vinieron los libros de “Los Cinco”, “Los Hollister”, “Las mellizas de Santa Clara”, “Elige tu propia aventura” y muchos más, cuando aún no había llegado Harry Potter.

  Años más tarde, después de mi prima Herminia, ¿quién me lo iba a decir?: fui yo la bibliotecaria. El listón lo habían dejado muy alto, tanto Doña Amparo como Herminia. La biblioteca estaba entonces en la Casa de Cultura “Maestro Fermín Belda”. Era bastante grande, nueva y muy acogedora… No tenía teléfono, ni tampoco ordenadores, todo estaba controlado con bolígrafo y papel y con las clásicas “fichas”, algo que hoy en día ya es inimaginable.

        Una de las primeras cosas que hice al llegar fue mirar el Libro-Registro de Lectores  y allí encontré a mi padre…, también estaba mi tío Plácido, inscritos los dos en el año 1966, cuando se abrió la biblioteca. Me gustaba imaginarlos leyendo algún libro prestado, robándole horas al sueño, de las pocas que entre pan y pan tenían.

       Por aquel entonces venían muchos niños, ¡que no se callaban ni debajo del agua!. Yo me enfadaba con ellos, pero les daba igual, les daba mucha risa hacerme rabiar y cuando los echaba enseguida volvían. La risa me daba a mí cuando me preguntaban si había leído todos los libros, y yo les decía que sí, que todos y que hasta las enciclopedias. Recuerdo especialmente a un grupo de chiquillas, eran tres o cuatro y tendrían unos siete u ocho años. Beatriz y sus amigas. Eran como mariposillas, siempre a mi alrededor, cuando yo llegaba a abrir, ya estaban ellas allí. Hoy ya son mujeres y casi a todas les he perdido la pista.

        También estaba por allí muchas tardes nuestra bibliotecaria de ahora, Mari Nieves, tan formalilla y agradable, iba siempre rodeada de hermanos (o eso recuerdo yo) y sacaban libros para todos, desde los más pequeños a los más grandes. Entonces no se imaginaría que ella también iba a ser bibliotecaria, o quizás sí, ¿quién sabe?.

       Adultos venían poquitos, pero venían y de entre ellos, o en este caso de entre ellas, me emociona el recuerdo de Mª Luisa, Marisa, que ya no está…, tan discreta, tan lectora ya entonces. En cierta ocasión al participar en una actividad de animación a la lectura ganó un lote de libros y cuando se lo dije, casi no los quería, le daba vergüenza y no  creía ser la ganadora, pero con el brillo de sus ojos y su tímida sonrisa decía todo lo contrario, se fue a su casa con los libros aún incrédula, pero loca de alegría.

       Apenas estuve dos años, pero son de los que no se olvidan. Después de mí llegó Pedro, y aunque es una lástima que hoy no pueda estar aquí, seguro que ahora mismo se está acordando de Munera y de nosotros.

      Poco a poco las casualidades fueron decidiendo que ese iba a ser mi futuro, que las bibliotecas iban a ser mi mundo. Después de la de Munera, trabajé en algunas otras bibliotecas, en Cuenca, en Guadalajara, incluso en el Bibliobús, pero es de aquella mi primera Biblioteca de la que tengo mejores recuerdos, la que me hizo comprender que las bibliotecas no son un lujo, son una necesidad.

       Quiero terminar con una frase muy conocida, del escritor argentino Jorge Luis Borges, que dice y resume lo que yo misma siento:

“Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”.


                                                                                                             Loli Moreno Arenas






Pedro A.  Piqueras Casabuena

Bibliotecario y agente cultural desde octubre de 1993 a 2001


(Debido a un compromiso familiar Pedro no pudo asistir al acto, 
aunque sí nos hizo llegar unas palabras que leyó  Mariví Solana Sánchez)







De todo corazón, siento mucho no poder asistir con vosotros a la celebración del 50 Aniversario de la Biblioteca Municipal “Cervantes” de Munera, 50 años desde que Doña Amparo la inició, un honor haber formado parte de su historia.

De los 8 años que trabajé en ella, recuerdo con cariño las orientaciones a los/as estudiantes en sus trabajos del colegio, del instituto e incluso de la Universidad, en un tiempo en el que, aunque ya existía Internet, la biblioteca todavía no podía ofrecer este servicio en la antigua Casa de la Cultura.

Recuerdo las distintas enciclopedias como la Gran Enciclopedia del Mundo e, incluso la Espasa Calpe guardada bajo llave por su valor, por lo cual tenía que abrir el cuarto donde se conservaba para prestar sus volúmenes, y si no daba tiempo para terminar los deberes, hasta podían fotocopiar las páginas pertinentes. Por supuesto, también aconsejaba lecturas de toda clase a lectores/as de todas las edades, pero lo que más me gustaba era organizar con la U.P. actividades complementarias de “extensión cultural” como talleres, ciclos de cine, teatro, conciertos, charlas, recitales, cuentacuentos…sobre todo en “ La Semana del Libro”, con actuaciones que contaron con los mejores actores de Albacete como el añorado Juan Manuel Chiapella, el cual también nos visitó como actor de cine en la proyección y posterior coloquio de su película “El milagro de P. Tinto” de Javier Fesser.

Además actuó también muchas veces, en Munera, el famoso monologuista Goyo Jiménez con Cuentacuentos y obras como su excelente “Don Juan Tenorio”, y ahora ha estrenado la película “El Pregón” con Buenafuente y Berto Romero. Si alguno se acuerda de aquel “Don Juan” en aquella noche de “Todos los Santos”,  podéis hacer memoria y os sorprenderéis porque su protagonista, un formidable actor, es uno de los mejores cómicos y guionistas de comedia de España.

Por fin, cuando inauguramos las nuevas instalaciones de la biblioteca, ya con Internet, poco después terminé mi vinculación laboral con el Ayuntamiento, pero esta experiencia me valió para ser contratado como técnico en la Biblioteca del Estado de Albacete informatizando sus fondos y además formar la Universidad Popular de Chinchilla. Luego me estabilicé profesionalmente, hace 11 años, como Educador Social para personas con enfermedad mental. Pasé de ayudar en la “formación de mentes independientes, libres y creativas”, como objetivo de una biblioteca, a cuidar a personas que sufren enfermedades crónicas en sus mentes, aunque todos podemos sufrir una de estas enfermedades en algún momento, pero como decía la piloto María de Villota, a pesar de su accidente, en su biografía, “La vida es un regalo”, y en mi vida tuve el regalo de ser bibliotecario de Munera.

Muchas gracias.


Pedro Antonio Piqueras Casabuena






                                   Mª Nieves Ruiz López
                        Bibliotecaria desde finales del año 2000 hasta la actualidad






Mi etapa como bibliotecaria comenzó a finales del año 2000 ayudando a Pedro en las labores de automatización de los fondos de la biblioteca;  la modernidad llegó por entonces a la Biblioteca Cervantes pasando de las fichas y las anotaciones de los préstamos de manera manual al catálogo automatizado y a los préstamos  a través del ordenador. La recuerdo como una etapa de aprendizaje personal y profesional y realmente fue un auténtico placer trabajar con una persona tan extraordinaria como es  Pedro Piqueras. También fue una etapa de mucho trabajo ya que coincidió con el traslado de la biblioteca desde la Casa de la cultura a las instalaciones actuales. Os podéis imaginar lo que supuso empaquetar todos los libros, traerlos hasta aquí y volver a organizar y a ordenar toda la biblioteca de nuevo.

Pocos meses después me quedé sola a cargo de la biblioteca durante la baja laboral de Pedro, una ausencia temporal que lamentablemente desembocó en una marcha definitiva de la persona que se ocupó durante años de la biblioteca y de la animación sociocultural en Munera, y que fue, y sigue siendo, alguien muy querido por todos los munereños.

A partir de ese momento continué mi andadura en solitario siguiendo con el mucho trabajo de automatización pendiente y realizando numerosos cursos de formación hasta conseguir la plaza de bibliotecaria en el año 2004.

Durante todos estos años puedo decir que he sido muy  feliz ejerciendo esta profesión y como cualquier persona amante de la lectura, me siento afortunada por poder trabajar rodeada de libros.  Me llena de alegría  cada vez que los niños se marchan a casa cargados de libros, me entusiasma recomendar lecturas a los usuarios y que esos mismos lectores regresen satisfechos buscando nuevas recomendaciones;  disfruto enormemente contando cuentos (cientos de cuentos he contado ya) y viendo las caras de los niños ensimismados con el sonido de mi voz; disfruto de las tertulias del club de lectura de adultos, de la amistad sincera de unas mujeres de las que aprendo cada día,  que siguen acudiendo a nuestra cita semanal desde hace ya diez años y con las que además de lecturas comparto pensamientos, experiencias y emociones.

A pesar de lo mucho que me gusta mi trabajo, he de decir que labor bibliotecaria de hoy en día dista mucho  de lo que fue años atrás. Hace poco me decía un conocido que un estudio reciente situaba la profesión bibliotecaria entre una de las menos estresantes del mundo. He de decir que yo no participé en ese estudio. La imagen de bibliotecaria oculta detrás de unas gafas abstraída en la lectura de un libro guardando silencio nada tiene que ver con la realidad, al menos de la mía. En 15 años no he sido capaz de leer una sola novela en horario de trabajo. Encontrar tiempo para ello en 20 horas semanales en las que has de seleccionar adquisiciones, catalogar, sellar, tejuelar y ordenar libros, contar 6 sesiones de cuentos, preparar actividades relacionadas, atender y coordinar 2 clubes de lectura infantil, un club de lectura de adultos, programar actividades anuales, la semana del libro, proyectos de animación a la lectura …  resulta  sencillamente imposible.

                En definitiva, tratar de dinamizar la biblioteca conlleva mucho trabajo y una gran dosis de ilusión e imaginación  para reinventarse y ofrecer nuevas y atractivas  actividades año tras año.

Si vuelvo la vista atrás me parece mentira que hayan pasado ya 15 años, 15 años dedicados a esta biblioteca que forma y ha formado una parte tan importante de mi vida. No podría concebir mi existencia sin ella, ni por supuesto sin libros, sin una lectura esperándome en la mesita cada noche. Qué palabras tan acertadas las de Borges cuando decía “Siempre pensé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca” .

En este 50 cumpleaños me gustaría pedir dos deseos:  que nuestra biblioteca cumpla muchos años más, y que todos los munereños sean plenamente conscientes de la suerte que tienen, que tenemos, de poder disfrutar de una biblioteca pública que nos ofrece tantas cosas y tan maravillosas, un verdadero  paraíso a la vuelta de la esquina.
                                                                                           
   Muchas gracias

                                                                                                                 Mª Nieves Ruiz López






Maribel Sánchez Blázquez

"Lectora más longeva" de nuestra biblioteca






Cuando me llamó Mª Nieves para contarme los proyectos que estabais organizando para conmemorar los 50 años de nuestra querida biblioteca, lo primero que me vino a la mente fue: ¡Cómo pasa el tiempo! … ¡Qué mayor soy! (Que suena mejor que “vieja”)...

                Después quise echar la vista atrás para recordar cuales fueron mis primeros escarceos con la lectura.

                No sé exactamente cuándo, ni cómo empecé, lo que sí sé es que me volvían loca aquellos cuentos de Calleja que eran diminutos en su tamaño, pero grandiosos en su contenido. También me gustaban mucho las fábulas de Samaniego.

                Luego mi hermano Luis me iba surtiendo de material, unos cuentos nórdicos preciosos y unos cuadernillos de un tal “Dic Navarro”, un héroe del oeste que casi siempre salía en defensa de los indios.

                Más tarde, tendría 12 o 13 años, me dio nada más y nada menos que la primera parte de los Episodios Nacionales que leí de cabo a rabo. Era una colección de fascículos de algún periódico cosidos hoja a hoja con hilo negro.

                Después, y ya en la “edad del pavo”, descubrí las novelas rosa, de la colección “Pueyo”. Eran ñoñas y románticas cien por cien, pero a mí me gustaban muchísimo.

                En resumidas cuentas, desde que me acuerdo creo que no he pasado ni un solo día sin leer algo, mi visita obligada era a la biblioteca de Munera donde siempre encontraba un tesoro, una novedad, que podía llevarme a mi casa… por eso me siento una privilegiada y me gustaría poder inculcar a todo el mundo el gusto y la satisfacción que me proporcionan los libros… tan pronto puedes estar en África, La Antártida o la Patagonia… en un castillo codeándote con reyes y bufones y enterándote de los entresijos de la Corte, o descender al mundo rural, con sus trabajos, sus sacrificios, ilusiones y también a veces sus más bajos instintos… Y no digamos si el tema es nuestra triste Guerra Civil, ahí sí que me desborda… ¿Cómo es posible que los hombres hayan sido capaces de cometer las mayores heroicidades y a la vez las peores atrocidades?

                Bueno, para terminar deciros que me siento como una cría con zapatos nuevos con el título de “las más longeva de la biblioteca”… ¡Menudo título!, el único de mi vida… Me veo como esos señores con toga y birrete en cualquier universidad cuando les nombran “Honoris Causa”.

                Espero que no me lo retiréis como a Mario Conde, pues yo pienso hacer honor al mismo y seguir leyendo… siempre y cuando las dichosas cataratas no me jueguen una mala faena…
               
                  Gracias a todos.


                                                                                                                    Maribel Sánchez Blázquez



Ángeles Martínez García

Alcaldesa y concejala de cultura del Ayuntamiento de Munera




La alcaldesa de Munera Ángeles Martínez dedicó unas palabras de agradecimiento a los asistentes
 y aprovechó el acto para realizar la presentación oficial del cómic
 "Las Bodas de Camacho de Munera" ilustrado por el artista local Antonio Ruiz.







Y esto fue todo lo que dio de sí este acto homenaje a nuestra biblioteca.


En definitiva... 
una entrañable y mágica tarde cargada de recuerdos.